18 jun 2025

Así volvieron los ratones a casa de la marquesa

El gato abusón tenía bien marcado su territorio, pues todos los días recorría el jardín de la señora marquesa y depositaba una buena porción de orines en su perímetro. Era la señal para que ningún otro minino se adentrara en sus dominios. Pero como el susodicho no conocía nada de los títulos de propiedad se ponía furioso cada vez que la marquesa aparecía por allí en sus vacaciones, más si traía a su mascota, Michifú, un gato caprichoso y desnaturalizado que no sabía ni pelear por la raspa de una sardina. Y pasó lo que tenía que pasar. No hubo pelea entre ellos, no. Lo que hubo fue una escabechina que un veterinario pudo arreglar en un mes. La orden fue tajante, pena capital para el agresor. Se encargó don Manuel, el jardinero. No fue nada sofisticado, colocó veneno y se dedicó a esperar. Las dalias, no castigadas ya por los orines, brillaron mucho más, el césped dejo de mostrar calvas por la ausencia de deposiciones y, esto es lo peor, aparecieron ratones por el garaje, por la cocina... ¡!Ay! Se lamentaba don Manuel. ¡Qué bien vivíamos con el gato abusón!
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16 jun 2025

En todas partes se cuecen habas

Le pregunté por su mujer a un marido, no me lo imaginaba, un pelín despechado. Fue un detalle de cortesía, pues nos conocíamos de antes y hacía tiempo que no la veía. Hizo un gesto de pesadumbre y hastío, mostrando que su relación le despertaba poco entusiasmo. No obstante, se desahogó contando sus penas, nada que no podamos llegar a imaginar. De todos modos, tuvo un momento de lucidez y me dio un consejo. Nunca preguntes a cualquier miembro de una pareja veterana por la otra media naranja. Le puedes encontrar de bajón, te contará todas sus penas y podéis acabar llorando los dos.
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13 jun 2025

Profecías que joden, con perdón

Juan Sin Miedo, el del cuento de los hermanos Grimm no, otro con el mismo alias, estaba muy contento con su salud a la altura de los 70 años. Disfruto de un estado físico mejor que el de mis amigos, se decía. Su autoestima creció en proporción cuando llegó a los 80. Y entró en los 90 eufórico, a pesar de algún pequeño percance. Pero él tenía un cortocircuito preparado, porque se había puesto una frontera: A 100 ya no llego. Y se equivocó. Se hizo centenario y con apenas dificultad hacía una vida autónoma, en plenitud física y sin dependencia alguna. Pero le pudo la vanidad y la prensa, donde su presencia mediática era un tema recurrente. ¿Por qué no haces la maratón? Y le retaban con frases como que el centenario Fauja Singh, nacido en Punjab en 2011, batió el récord en menos de 6 horas, pero como nunca presentó un certificado de nacimiento hoy no está homologado. ¿Por qué no lo intentas tú? Tienes certificado legal, ¿no? Y se animó. Eligieron la famosa prueba de Londres y entre la parafernalia mediática y la ansiedad empezó el trote de Juan Sin Miedo. Cuando iba ya cubriendo la distancia, con el cronómetro por encima de las 7 horas y a 100 m. de la meta, con el récord prácticamente conseguido, se desplomó. De allí lo sacaron directamente en ataúd. Se cumplió, por fin su vaticinio: A cien ya no llego.
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11 jun 2025

Las reglas de la guerra

Machuca, estoy leyendo un libro que tiene base histórica. Los protagonistas existieron de verdad y vivieron la última guerra civil española en persona. ¿Quién lo escribe? Javier Reverte, que se ha documentado muy bien. ¿Y qué cuenta? La cruda realidad de la guerra. Aparece un fascista, torero famoso en su momento, que se dedica a extender el terror entre la población adepta al Gobierno de la República. No veas qué crueldad, qué falta de humanismo, qué bajo llega a caer el ser humano cuando estalla una guerra. Con el enemigo vale todo, hasta lo más abyecto. Y el otro es un inglés, biznieto de Darwin, soñador y comunista que se une a las fuerzas internacionales hasta acabar muerto con 21 años en Jaén. Mira, te voy a leer un párrafo que te va a dejar helado. El tío Machuca era todo oídos. A un periodista que le preguntó al fascista por las ejecuciones sumarísimas en el campo de batalla le explicó que “nosotros somos España; ellos, la anti-España. Nosotros estamos fusilando a muchos, es verdad, pero confesándolos y comulgándolos, y ellos, no. Ya ve usted la diferencia”. Con este argumento despachó el asunto. Y dejo aparte el modo de eliminar enemigos porque es escalofriante. No digo más que algunas veces usó el método del rejoneador, pues abatía a sus víctimas desde un caballo y con una garrocha. Se hizo el silencio. Ya digo yo, interrumpió Machuca, qué suerte tenemos de no haber sufrido ninguna guerra en los últimos 80 años. Creo que somos la primera generación que no ha padecido una puta guerra en este país. Oye, le reprendió el abuelo Simón. Habla bien que esto se escribe.

FUENTE: Javier Reverte, Banderas en la niebla. Ediciones Debolsillo. 2017.
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