Es cierto que detrás de cada ser humano se esconde una historia,
pero no es menos cierto que a cada persona le acompañan otras muchas más historias, tantas cuantas dinosaurios encuentra en cada despertar...
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14 mar 2025
Memoria de pícaros
Los dos viejillos paseaban por el paseo del río no sin dejarse llevar por la nostalgia. ¡Ay, aquellos tiempos en los me tocaba a mí conceder créditos en el banco! Casi creo que yo contribuí a urbanizar esta ciudad más que una docena de alcaldes. Pues yo me acuerdo a cuántos empobrecí mientras dirigía el casino. Conocí muchos dramas y, añadía, luego iban donde ti a pedir créditos. Parece que nosotros manejábamos la economía del pueblo. Desde luego yo, sonreía el banquero, me sabía bien cómo iban las finanzas de todo el mundo. Bueno, conocíamos las de los ricos o las de los bolsillos alegres, explicaba el del casino, porque mis padres sí que se sabían bien cómo iban las finanzas de los pobres. Eso no lo entiendo, preguntaba el banquero. Es fácil, mi madre era modista y mi padre zapatero remendón y ambos sabían que la economía iba muy justa cuando le dejaban a deber. ¡Uf, qué mal! Oía yo que les explicaban, que te pago cuando venda la ternera, o cuando me paguen la leche del ordeño, o cuando me para la cerda... Pero ¿pagaban? Sí, siempre, eran cumplidores, seguro que más que los clientes tuyos. El del banco fruncía el ceño y terminaba la conversación. Si yo te contara, sale aquí material para tres novelas con nombres y apellidos.
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