28 feb 2025

El cascarrabias que llevamos dentro

A sus 79 años y en la primera semana del año se cayó por las escaleras con consecuencia fatales. Tibia y peroné partidos y un no sé qué en el tobillo. Se pasó unos días en la UCI del hospital y otro tanto en planta, con tres comidas sin sal y bebiendo agua del grifo, decía. En 8 días le dieron el alta y apareció por casa con la pierna alzada con destino a un sillón. Así estuvo 15 días desesperado. Esta fase de la convalecencia acabó cuando tuvo que acudir en silla de ruedas a una revisión. Le alegró el ánimo el viento gélido de enero, pero nada el hospital. El traumatólogo que le operó y su equipo le recibieron con buenas noticias. Te vemos muy bien, pronto andarás como siempre. ¿Cuándo? Al final de la primavera. ¡Pero si tengo, protestaba, una salida con el IMSERSO a Menorca en mayo! Bueno, importa más la recuperación, tienes que fortalecer la musculatura con el fisioterapeuta. De momento podrás apoyar el pie en el suelo con ayuda de muletas, explicaba otro médico, y luego tendrás que andar con cachava. Se le cambió la cara y le comían por dentro los demonios. ¡Yo, con bastón! Pero si no soy un viejo, protestaba. Todos sonreían, menos él, claro. Se aguantó la ira, por pura educación. Ellos, pensaba, no tenían la culpa. Salió cabizbajo del Centro de Salud y se desahogó con su mujer. ¡Menuda mierda de invierno me espera! A ti sólo, ¿no? Calló el viejo. Sabía que ella era la protagonista silenciosa de esta historia y que sin ella todo era peor.

NOTA: Texto finalista en el concurso de enero de Creatividad - Cuento breve
_________

No hay comentarios:

Publicar un comentario