Mala prensa

Aquel barco de perdedores, que habían malvivido como refugiados en Francia, se estima que transportaba 2531 personas, de los que más de 300 eran niños, unas 600 mujeres y los hombres bastante más de 1000. Algún político chileno llegó a decir que aquella inmigración suponía “llenar nuestras calles de maleantes”. Algunos periódicos fueron beligerantes y no dudaban en calificar al buque como “barco de apestados” y otras lindezas. Por decir, el paso por el Canal de Panamá se demoró, porque las autoridades quisieron “examinar la mercancía” e hicieron subir al buque a un equipo médico que chequeara al pasaje. Y aquella misma prensa tuvo que publicar lo que los profesionales sanitarios contaron cuando descendieron del barco: “Nunca hemos investigado un barco con gente tan sana”. Y algún otro añadió que “después de una guerra civil, campos de concentración, hambre y padecimientos... a estos no hay enfermedad que los mate”. El sambenito de rojos y comunistas, costó más tiempo olvidarlo. Como colofón queda la llegada a Valparaíso, donde los recibieron por todo lo alto, pues una multitud colapsaba el muelle, con gente subida en grúas y tejados, con banderas, pancartas y música. Hoy día, pasados muchos años, nadie pone en duda que la iniciativa del Gobierno Chileno fue un éxito absoluto.

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