Riesgos del humor

Era una persona que basaba su encanto en el humor. Era capaz de encontrar situaciones propicias para tener una salida que provocara sonrisas, risas y hasta carcajadas, algo que en la empresa todos valoraban pues era un buen trabajador que siempre cumplía sus cometidos y jamás escurría el bulto. No era de contar chistes, más bien sabía encontrar el lado cómico en cualquier situación, repentizar algo oportuno y dejar a todos con la sonrisa en los labios. Pero todo cambiaba cuando iba acompañado de su mujer. Se volvía hierático y sin chispa. ¿Qué te pasa? A un amigo se lo explicó un día. Me tiene comida la moral, decía. Ella no tiene ningún sentido del humor y siempre me dice que yo solo digo tonterías sin sentido. Vaya, comentaba el amigo, ¿se toma lo que dices en serio? Al pie de la letra, no entiende que lo mío son exageraciones buscadas que todos entienden como cómicas y no ciertas, por eso se ríen. Yo no ofendo a nadie con afirmaciones que se ven que son eso, no ciertas. Todos menos ella lo ven así. Vaya, pues tú no puedes estar callado, ¿qué haces? Ver la tele y comentar lo que dice el parte meteorológico. Pues qué aburrido. No exageres, que lo domingos paseo a Miss Daisy. ¿Callado? Canto solo canciones Julio Iglesias, me va el karaoke. Ese también exagera. Lo que dice el Julio nunca se lo toma en serio, no te fastidia.

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