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7 may 2025

La fuerza de la naturaleza

En mitad de la pradera se celebró una conferencia de paz entre dos bandos, los violentos y autoritarios que usaban la fuerza para sacar ventaja y los demócratas que mordían la hierba para engordar y no se metían con nadie. Siempre salimos perdiendo nosotros, protestaban los herbívoros. Y nosotros obedecemos a la Madre Naturaleza que nos hizo carnívoros, para vuestra desgracia, argumentaban los depredadores. Jolín, se quejaba un ñu con gafas de progre, ¿por qué no os hacéis veganos como nosotros? Se abrió un tiempo de reflexión donde cada cual trató de ser razonable. Pero las cosas pronto volvieron a su ser. En la siguiente asamblea de habitantes de la pradera tomó la palabra el león. No veáis el hambre que he pasado, decía en nombre de los predadores, se nos van los ojos detrás de vuestros lomos, zancas, jamones y vísceras. La cebra que tenía que intervenir, entendió la indirecta tan directa, miró a sus colegas, frunció el ceño, levantó el rabo y salió al galope buscando el río Masái Mara en el Serengueti y así ponerse a salvo. Una gacela de Thomson, que no paraba de correr, se consolaba. Estos carniceros no saben nadar, decía. Y un ñu experimentado le aclaraba que los cocodrilos se ponían las botas comiendo cadáveres de animales ahogados. No presumas, le corregía, de que sabemos nadar, anda ya. Aquella experiencia parlamentaria de los animales de la pradera no sirvió de mucho, porque al final de temporada atravesaron en dirección contraria las procelosas aguas del Masái Mara y volvieron en procesión migratoria al cráter de Ngorongoro y, dicho sea de paso y sin malicia, volvieron a las andadas siguiendo una voz interior que les pedía hacerlo.
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