El jefe que nos toca

De esta manera el veterano aleccionaba al recién llegado. Te cuenta sus aventuras de juventud como una gloria y lo cierto es que lo hace tantas veces que ya resulta pesado. Ese es tu jefe. Te darás cuenta enseguida que es muy simpático, pero que es un simpático cabrón. El novato becario seguía la conversación con estupefacción. Él acababa de entrar en aquel famoso despacho de abogados como meritorio y estaba muy contento porque acababa de cobrar aquel mismo día su primer sueldo, 1115 €. Eso es exactamente lo que ganas, 1 € más que el sueldo mínimo interprofesional, para que veas su generosidad. El veterano le dibujaba el panorama futuro. Mira, vas a trabajar muchos días 10 horas, te llevarás deberes a casa y pasarás los fines de semana angustiado por el cúmulo de trabajo que llevas a espaldas y cuando estés a punto de reventar, vendrá otra vez el jefe a contarte lo mismo, que de joven viajó por el mundo durante un año sin dinero, que fregó platos, cuidó ovejas, cortó caña de azúcar y que fue un sintecho. Te dejará a punto de llorar y casi le pedirás que te rebaje más el sueldo. Tú, ni caso, le aconsejaba el veterano. Haz bien el trabajo y de vez en cuando córrete una juerga con los del despacho. Y en cuanto encuentres una mejor oferta laboral te largas. ¿Dónde me he metido? Era la pregunta que se hacía el novel. Esto es la jungla, balbució. Llena de leones, hienas y alimañas sin corazón, le añadió su interlocutor.

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