Don Genaro, a pesar de sus 98 años, estaba prendado de la nueva médico que atendía el consultorio del pueblo y acudía a menudo a disfrutar de sus atenciones. Ayer, sin ir más lejos, se presentó allí para que le quitara un malestar que, según decía, no le dejaba vivir tranquilo. La sanitaria lo despachó en dos minutos. Déjeme ver cómo anda su pulso. Le tomó la mano y contó 76 pulsaciones. No está mal. A ver en la sien. Bueno, ha subido un poco: 99 latidos. Espere que le ausculte el corazón con el fonendo. ¡Uy, tiene 136 palpitaciones! Don Genaro, está usted hecho un chaval travieso. Respire hondo tres veces seguidas y no venga en una semana.
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