9 feb 2018

Viejas rencillas

El forense no tuvo dudas y atribuyó el fallecimiento de aquel hombre centenario a una caída doméstica. Escribió que fue un golpe severo en el occipital contra el borde de la mesa de mármol del salón que derivó en muerte rápida sin agonía. La psicóloga que atendió a la viuda aseguró que ésta, de primeras, sufrió un fuerte impacto emocional, pero luego, viendo como se sucedieron los acontecimientos, se tranquilizó más de lo que era de esperar; por todo ello, entendía que aquella anciana de 96 años no precisaba de una atención mayor de la habitual. La cuidadora, una mujer boliviana, sabia y cariñosa, quedó estupefacta al oír la confesión: Llevo medio siglo poniendo la zancadilla a ese viejo estúpido y hoy, por fin, he conseguido mi objetivo. ¡Que Santa Eulalia me asista y Jesucristo me perdone, que ha sido sin querer!
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