17 ene 2018

Artes diplomáticas

El señor Gutiérrez era un maestro en romper el hielo en todas las reuniones políticas, tanto si era con el presidente del gobierno como si era un alcalde o el obispo en persona. Empezaba por una leve inclinación de cabeza y un apretón de manos, a los que añadía más o menos esta frase: “Con mis respetos. Soy el señor Gutiérrez, el inventor de la taza de café para zurdos”. Si el mandatario prestaba atención, casi siempre, cruzaba alguna frase con él, sonreía y acababa pasándole el brazo por el hombro con un toque de confianza que sorprendía. Vales para embajador, le decían en su partido.
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