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28 ago 2024

Mitos vistos al revés

Aquel bróker murió y fue directamente al infierno. Le dijeron que la mayoría de sus pecados correspondían al cap. VI, el de la avaricia, y al cap. VIII, el de la soberbia. Te has pasado media vida pecando a conciencia, así que ahora penarás en las calderas de Pedro Botero durante toda la eternidad. ¡Eh, no corráis tanto, protestó! Puedo sanear este negocio, es cuestión de marketing, propuso sin mucha fe. ¿Cómo? Convertiré los pecados y vicios en virtudes, ya veréis. Y así fue. Aprovechando el caos de valores y el tirón del hedonismo y la individualidad en la superficie de la tierra hizo buena a casi toda la humanidad. De tal manera que el CEO del cielo, un tal San Pedro, tuvo que abrir las puertas del paraíso y dejar que entrara en masa todo el mundo. A partir de entonces el paraíso empezó a estar saturado, masificado e incómodo. Por contra, el Averno, los dominios de Pedro Botero, quedó muy desatosigado permitiendo a los inquilinos vivir tranquilos y relajados en las calderas que el bróker convirtió en saunas. Como premio a sus méritos, el mismísimo diablo le regaló un abanico.
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